Así no, amigo, así no.
Te has ido de pronto, sin despedirte ,sin permitir que todos tus amigos puedan compartir contigo tu última sonrisa, tu última broma, incluso tu ultimo enfado. Así no , Lucas , así no. Hoy soy yo el que te tengo que reñir por haberte ido de sopetón.
Y te riño porque no nos has dado tiempo de darte las gracias por tu grandeza de alma , por tu bondad de bien y por tantos y tantos favores que has hecho a tantas personas. Y no te lo digo como la alabanza típica española de dejar en buen lugar a quien ya se ha ido. Te lo digo con el corazón. Con el mismo corazón grande y generoso que tú escondías detrás de un pecho de armadura y una imagen de hombre duro y difícil que no hacía sino proteger tu gran debilidad: tu bondad.
Solo aquellos a los que tu permitisteis adentrarnos en tu amistad hemos sido capaces de comprobarlo y los que nunca se adentraron ,nunca lo comprenderán. Pero no me importan ellos por qué estas letras son para ti , solo para ti, para mi amigo. Aquel que sin dudarlo un instante me acompañaba a cuantos actos, conferencias, presentaciones de libros , comidas y decenas de actos y situaciones para las que lo requería . Siempre allí, con Juan Ramón y con Ana, siempre conmigo.
A aquel que era capaz de buscar balones y caramelos para la cabalgata de reyes magos cuando el ayuntamiento venía en tu ayuda, o el que ofrecía y entregaba sus cotos y sus liebres a sus amigos para compartir muchas jornadas de galgos aderezadas con una buena chimenea y esos cantes por Lole y Manuel que tanto te gustaban.
Pero no creas que mi enfado contigo es tan grande, no. Y no lo es porque detrás de ti vienen tus hijos , tu mujer y , especialmente , tu hermano Juan Ramón : hermano , socio y amigo. Todos llevan tu sello, todos son siempre bienvenidos, todos son generosos, todos han entendido el concepto de la vida vitalista y alegre que te caracterizaba. Ellos toman tu relevo, es ley de vida, pare engrandecer aún más tu memoria, para recordarte para siempre, para hacer que , a traves de ellos, tú siempre estés con nosotros.
Estas torpes palabras no son solo mías, seguro que las suscriben cualquiera de tus amigos , Luis Velasco, José María Escribano, Juan Borrego, Emilio Paniagua…..y tantos y tantos a los que es imposible nombrar a los que no has dejado que te las digan por tu pronta marcha.
Has cambiado tu Gloria de días de cacería por la Gloria del cielo , donde encontrará liebres para organizar tres campeonatos de España y galgueros prestigiosos que te ayudarán a organizarlo, entre ellos a tu padre.
Por todo eso te digo Lucas que no , que así , sin avisar, no.
Ya no quiero escribirte más, ya no quiero decirte más cosas; sé que a ti no te gustan los alabos ni agasajos.
Si te garantizo que cuando pronto volvamos a recordarte montado en tu caballo tordo, cuanto pronto volvamos a tenerte con nosotros, aunque no estés, recordaré con una media sonrisa socarrona aquella frase con la que tanta veces bromeamos y que hoy digo en voz alta en tu honor:
! A la gloria , Marchenero, a la gloria…!
Fernando Fernández Figueroa Guerrero