Alimentación e hidratación del galgo de campo
1. PARTICULARIDADES DIGESTIVAS DEL GALGO
El galgo, como el resto de carnívoros, es un monogástrico, cuyo tubo digestivo es corto y de escaso diámetro. El tránsito de los alimentos por el tubo digestivo es rápido, de 24 a 36 horas normalmente. La longitud del intestino del perro es corta, pero su eficacia digestiva es alta.
Como monogástrico que es, su actividad intestinal no puede asegurar la autosíntesis de aminoácidos y vitaminas, por lo que depende directamente de lo que come para cubrir completamente sus necesidades de estos nutrientes.
El aporte de una dieta equilibrada y adecuada a nuestros galgos es el fundamento más importante para la fortaleza, resistencia, velocidad y estado de salud que nuestro galgo necesita.
Las dietas pueden ser más o menos complicadas debido a la variedad de los ingredientes que la compongan pero deben de estar basadas en alimentos de alta digestibilidad, lo que contribuirá favorablemente en el bienestar del animal.
Además, debemos asegurar al menos, que el alimento que aportamos a nuestros galgos sea, en cantidad y lo suficiente específico para mantener la demanda de cada nutriente en particular, para no limitar el desarrollo y funcionalidad que el galgo necesita.
En resumen, los alimentos que aportemos deben de cumplir los siguientes puntos:
-Ser de buena calidad, es decir basados en ingredientes de alta digestibilidad.
-Deben de haberse almacenados en buen estado de conservación, evitaremos sobrecalentamientos y cambios bruscos de temperatura, el cual es perjudicial para la conservación de vitaminas.
-Deben ser fáciles de encontrar en la zona donde vivimos y asequible económicamente.
– Por otro lado, también debemos asegurar que nuestro galgo siempre disponga de agua limpia y fresca a su alcance, para aportarle los fluidos que su fisiología y ejercicio necesitan.
Vamos a analizar los distintos aportes que debemos suministrar a nuestro galgo por separado: Energía, Proteína, Hidratos de Carbono, Fibra, Vitaminas, minerales y fluidos.
2. APORTE ENERGÉTICO
El aporte de energía en el galgo es necesario para el mantenimiento de los procesos metabólicos y la temperatura corporal (el galgo, como animal homeotermo, ha de conservar su temperatura generalmente muy por encima de la ambiental). Por ello, las necesidades energéticas son primordiales en una correcta nutrición.
Dichas necesidades dependen, en primer lugar del tamaño, peso corporal y características intrínsecas de cada galgo. Desde un punto de vista fisiológico, la pérdida de calor, que cada galgo padece, está directamente relacionada con la superficie del cuerpo y con la temperatura ambiental.
Debido a ello, los requerimientos de energía suelen expresarse en kcal en función del peso metabólico (PM). En condiciones de neutralidad térmica y grado moderado de actividad, estas necesidades se sitúan en torno a 132 kcal / kg PM. Son los requerimientos energéticos de mantenimiento.
En otros estados fisiológicos, (crecimiento, gestación, etc.), temperatura ambiental o grado de actividad, dicho valor será diferente como veremos.
La energía a partir de los alimentos se obtiene principalmente de la degradación de grasas, hidratos de carbono y proteínas contenidas en éstos.
La mejor fuente de energía para el metabolismo de los perros es la grasa, ya que la capacidad de utilización de los ácidos grasos en las vías metabólicas aeróbicas es más importante que el metabolismo anaeróbico del glucógeno (Case et al., 2001).
Por tanto, un aporte alto de grasa va a permitir una resistencia al ejercicio más prolongada del galgo, que si el aporte energético alimenticio se basara en una dieta rica en carbohidratos.
Aparte de ser una valiosa fuente de energía, las grasas aportan fluidos y vitaminas liposolubles. En el organismo, se transforman en ácidos grasos, cuya función principal es la formación de la membrana celular e interviene en la protección y buen estado de la piel.
Con relativas pequeñas cantidades de grasa conseguiremos aumentar las reservas de energía sin incrementar excesivamente el volumen de comida diaria. Por el contrario, un exceso de grasa, además de aumentar de peso a nuestro galgo producirá un aumento de bilis y del metabolismo hepático.
Si la energía aportada es insuficiente para cubrir las necesidades del galgo, éste bajará su capacidad de ejercicio, su estado de forma y perderá peso y condiciones físicas.
Los galgos de trabajo, por debajo de 15º C de temperatura ambiente necesitan un aporte de energía extra. De la misma forma, con temperaturas por encima de los 30º C, necesitan el doble de energía que si lo hicieran entre 15ºC y 25ºC.
Evidentemente, en estos casos no podemos suministrar el doble de ración normal (en volumen) y para suplir estas necesidades adicionales, es necesario administrar una comida más calórica, incrementando los niveles de grasas, que es el nutriente con más kcal/gr
La energía contenida en los alimentos compuestos, pueden estimarse con una sencilla regla: multiplicando el porcentaje de proteína y el de hidratos de carbono por 35 y el porcentaje de grasa por 84, la suma nos da las kilocalorías aportadas por kg de alimento:
CALCULO ENERGÍA: (% PROT + %HC) x 35 + (% GR) x 84 = Kcal ME por Kg.
En alimentos simples estas cifras pueden oscilar, y en algunos con menos digestibilidad, las cifras deben considerarse inferiores.
2.1 – Mantenimiento en el galgo geriátrico
En los animales geriátricos se produce, en términos generales, una reducción del metabolismo basal y de la actividad física, por lo que puede producirse una disminución en las necesidades energéticas de mantenimiento en un grado variable entre 30-40%. No obstante, los requerimientos variarán de unos individuos a otros, dependiendo del temperamento y de la presencia de enfermedades propias de esta etapa.
Una ingestión insuficiente de energía produce un adelgazamiento progresivo, atrofia de los órganos internos y un aumento de la susceptibilidad a enfermedades infecciosas y parasitarias. Por el contrario, una ingestión excesiva de energía, que es lo más frecuente, causa obesidad, que afecta al sistema esquelético y al funcionamiento del hígado y órganos internos. Es de gran importancia, por tanto, controlar y mantener el peso y condición del perro, racionando individualmente su ingestión energética.
2.2 – Consideraciones en el Cachorro
En los cachorros en crecimiento, además de las necesidades de mantenimiento, los tejidos corporales que en esta etapa se están desarrollando, piden una demanda energética adicional. En las razas pequeñas, el tamaño adulto se alcanza hacia los 12 meses de vida, mientras que en las grandes el crecimiento no se completa hasta los 18-24 meses.
Así, en el galgo las necesidades energéticas derivadas del crecimiento no son proporcionalmente mayores que en las razas pequeñas, sino que se prolongan más en el tiempo. Se ha de evitar sobrealimentar a estas razas pretendiendo acelerar su crecimiento, ya que esto puede producir sobreengrasamiento y alteraciones irreversibles en su desarrollo.
2.3 -Consideraciones en la Galga Gestante y Lactante
Durante los dos primeros tercios de la etapa de gestación las necesidades energéticas se mantienen cercanas a las de mantenimiento. En el último tercio (a partir de la quinta o sexta semana de gestación), se produce un crecimiento exponencial de los fetos, con un incremento de los requerimientos de energía de la madre de hasta un 10-50% sobre las necesidades de mantenimiento, dependiendo del tamaño de la camada y del estado corporal de la madre.
La lactación es el proceso fisiológico de mayor demanda energética. La perra lactante ha de ser alimentada adecuadamente para asegurar que la composición y cantidad de la leche son las correctas para el desarrollo normal de los cachorros, manteniendo una buena condición corporal de la madre. Debido a ello, las necesidades energéticas ascienden a 3-3’5 veces las de mantenimiento.
2.4 – Competición
Los requerimientos energéticos para el ejercicio o caza, dependen de la intensidad y duración de éstos y de las condiciones ambientales. Así, pueden aumentar en un 10-20% en un galgo de carreras y llegar hasta un 200-400% en un perro de trineo.
Estudios al respecto nos han mostrado que, la energía necesaria en una carrera de entre 35 y 50 segundos, es relativamente pequeña comparando con la energía que nuestro galgo necesita para mantener sus funciones físicas, y su termorregulación diaria tanto en invierno como en verano.
No sirve para nada administrar a nuestros galgos, antes de las carreras, glucosa o miel como aporte energético, ya que son azucares de cadena corta y rápida metabolización. Algunos estudios han demostrado que, este tipo de azúcares solubles, son rápidamente absorbidos por el organismo, el cual a su vez produce insulina que actúa para reducir el excesivo nivel de azúcar en sangre produciendo en muchos caso una hipoglucemia posterior, encontrándonos con el efecto contrario que queríamos conseguir.
Por tanto, nunca debemos dar altas dosis de azucares solubles, en las 4 horas anteriores a una carrera. Lo mejor es dar carbohidratos de cadena larga, como podrían ser entre 100 y 150 gramos de arroz, pasta o patatas 6 a 8 horas antes de la carrera.
Los galgos de campo, atendiendo al tipo de ejercicio que realizan, sus carreras suelen durar entre 50″ y 4´, lo que nos hace pensar que la obtención de energía es por vía anaeróbica láctica. Pues bien, pese a que en humanos este tipo de ejercicio implicaría una dieta al 75% de hidratos de carbono, hay varios estudios que demuestran en el galgo una característica que les permite sintetizar glucosa a partir de algunos aminoácidos, lo que hace que puedan mantener su nivel de glucosa en sangre y de glucógeno hepático o muscular durante más tiempo.
Además, destacar que los galgos, también, parecen estar adaptados a este tipo de esfuerzos y la recuperación de su pH en sangre y su concentración alta de lactato no supera más de una hora.
3. APORTE PROTEICO
Las proteínas son el componente estructural del tejido muscular, vísceras y sangre principalmente. Para mantener estas estructuras en perfecto estado, hay que garantizar un aporte de proteínas al galgo en la ración, con las particularidades que presentaremos a continuación.
Para los caninos en mantenimiento, se considera que los alimentos deben contener un mínimo de 18% de proteínas en materia seca (MS), llegando hasta un 32% (MS), para los galgos con alto requerimiento.
Las proteínas están constituidas por 23 aminoácidos enlazados unos a otros. Las diferentes secuencias y sus combinaciones hacen que existan infinidad de ellas.De acuerdo con la importancia para los seres vivos, hay dos grandes grupos de aminoácidos: los esenciales y los no esenciales.
Los primeros no pueden ser sintetizados en el organismo en cantidades suficientes, por lo que deben ser incorporados con la dieta. Los no esenciales pueden ser obtenidos por el ser vivo a partir de otros aminoácidos o de otros componentes químicos más sencillos.
Sólo son diez los aminoácidos esenciales o insustituibles como elementos químicos imprescindibles durante el crecimiento:
Para valorar un tipo de proteína y poderla comparar con otra se hace referencia a su valor biológico (VB) o sea, calidad de esta proteína, que está dada por su contenido en aminoácidos esenciales y por su porcentaje de digestibilidad. A medida que la proporción de aminoácidos se aproxima al considerado ideal, su valor biológico aumenta.
Por ejemplo, Se otorga un valor biológico próximo a 100 a la albúmina del huevo cocido. Para sustituir 1,25 gr de albúmina puede utilizarse 1,60 gr de caseína de la leche; y para equiparar ambos valores biológicos, a esta última deberá adicionarse un 3% de metionina. Se acompaña tabla con los aportes aproximados de las proteínas más conocidas.
Si una dieta contiene todos los aminoácidos esenciales, las necesidades proteicas se debe cubrir con un aporte extra de un 16% de las calorías para el mantenimiento, un exceso proteico no es perjudicial y en ciertas dietas debe ser considerado beneficioso, porque actúa como margen de seguridad para garantizar la presencia de estos aminoácidos esenciales.
La mayoría de los alimentos balanceados comerciales secos contienen proteínas de origen vegetal o animal, con un 70 a 85% de digestibilidad.
La dieta de un galgo debería contener al menos entre un 15-20% de proteína de alta calidad. Como norma general, las proteínas contenidas en la carne, pescado y en los huevos son más digestivas que la de origen vegetal.
El aporte de proteínas de baja calidad puede ser negativo para el galgo, ya que la eliminación del exceso de proteínas a través de los riñones es un proceso con gasto de energía, un incremento del amonio en la orina, así como perdida de agua y un aumento de la temperatura corporal.
4. APORTE DE FIBRA
La fibra está constituida principalmente por celulosa, elemento orgánico fundamental de las plantas. También por hemicelulosa, lignina, pectina, etc.Los galgos necesitan un 5% de fibra en la dieta para hacer más eficiente la digestión. Bajos niveles de fibra producirán estreñimiento y a veces puede originar que el galgo se coma sus propios excrementos. Asimismo un exceso de fibra producirá diarrea y acumulación de alimentos excesiva en los intestinos.
5. APORTE VITAMÍNICO
Igual que los aminoácidos esenciales, las vitaminas son compuestos orgánicos requeridos por el ser vivo para los procesos bioquímicos. Son imprescindibles tanto para la vida humana como animal.
En primer lugar, las vitaminas según sus características fisicoquímicas, se dividen en dos grandes grupos: Las liposolubles (A, D, E y K) e hidrosolubles (como la B y C).
Las primeras se almacenan en los lipocitos del organismo, mientras que las segundas no quedan retenidas en el cuerpo salvo en pequeñas cantidades. De ahí que, a pesar de ser necesarias, la ingesta excesiva de vitaminas liposolubles puede provocar un almacenamiento excesivo en la grasa corporal, pudiendo alcanzar niveles tóxicos para el organismo, sobre todo la A y la D. Algunos complejos, como el B, o la vitamina C se eliminan por la orina.
También hay que tener en cuenta que durante la lactancia, la madre necesita un aporte extra de vitamina y minerales.
Vitamina A (retinol). Importante para la visión. Su carencia puede causar un retraso en el crecimiento, problemas de pelo y piel, así como reproductivos. En los cachorros pueden causar hidrocefalia y paladar hendido.
Vitamina D (calciferol). Importante para los huesos porque interviene en el balance de calcio y fósforo en la sangre. Aparte de ingerirla por la dieta se obtiene por transformación de una molécula, llamada ergosterol, con ayuda de la radiación solar.
Vitamina E (tocoferol). Juega un papel importante en la formación de membranas celulares, respiración celular y metabolismo de las grasas. Además es bien conocida su función como antioxidante y muchos piensos lo suelen incluir como antioxidante natural.
Vitamina K. El organismo la sintetiza. Afecta a la coagulación de la sangre. Es útil saber que los raticidas precisamente afectan a los factores de coagulación por lo tanto el tratamiento en caso de ingestión accidental por parte del perro será el suministro de una dosis de choque de vitamina K1.
Vitamina C. Muy usada como suplemento en la dieta canina. Al intervenir directamente en la mineralización de huesos, es útil para prevenir el raquitismo y la displasia de cadera. (No obstante, no hay resultados científicos que avalen esta teoría). Aunque, si se ha visto que pueden resultar eficaces para aliviar el dolor que esta enfermedad les genera. También se utiliza para prevenir la formación de cálculos urinarios, ya que actúa acidificando la orina.
Vitamina B1 (tiamina). Su carencia produce pérdida de apetito, debilidad, perdida de reflejos y del control nervioso y eventualmente la muerte.
Vitamina B2 (riboflavina). Esencial para la formación del pelo, el desarrollo muscular y para el crecimiento en general.
Vitamina B3 (niacina). Ayuda al buen funcionamiento de las enzimas. Su deficiencia causa la “lengua negra” en perros y gatos, y se caracteriza por la pérdida de peso, encías, labios e interior de las mejillas inflamadas y enrojecidas. En casos graves, diarrea sanguinolenta y muerte.
Vitamina B5 (ácido pantoteico). Ayuda a la obtención de energía a partir de hidratos de carbono, grasas y proteínas. Su falta provoca pérdida de pelo, diarrea y alteraciones gástricas. Se ha asociado también con el encanecimiento anormal en perros, mucho más notable en perros de color negro.
Vitamina B6 (piridoxina). Ayuda a que el organismo utilice los aminoácidos, por lo que es totalmente esencial. Su falta puede provocar cavidades en los dientes o lesiones en la piel.
Vitamina B9 (ácido fólico) y B12 (cianocobalamina).Trabajan en sintonía para fabricar nuevos glóbulos rojos y proteínas. El ácido fólico ayuda a prevenir malformaciones en los fetos, como espina bífida o paladar hendido. De ahí que muchos criadores opten por suplementar a futuras hembras gestantes con ácido fólico a partir del celo y durante la gestación.
6. APORTE DE MINERALES
Los minerales son elementos inorgánicos que intervienen en múltiples funciones del organismo, como la formación del hueso y el cartílago, mantenimiento del equilibrio ácido/base, funcionamiento del músculo y nervios, en la producción de hormonas, etc.
Se agrupan en dos categorías:
Macrominerales. Se necesitan en mayor cantidad (calcio, fósforo, magnesio, potasio, sodio y cloro).
Microminerales (oligoelementos), que se requieren en cantidades mínimas (cobre, yodo, hierro, manganeso, selenio y zinc). Deben de aportarse a la dieta en proporciones apropiadas para cubrir necesidades ya que algunos excesos presentan toxicidad.
El calcio y fósforo: ambos minerales son muy importantes en la dieta, deben encontrarse en cantidades especialmente adecuadas para prevenir alteraciones en el desarrollo esquelético, especialmente en razas grandes como el galgo.
El aporte de fósforo es tan importante, o más, que el de calcio. Ambos, entre sí, y dependiendo de la etapa vital del animal, deben guardar una relación entre 1:1 (la misma cantidad de calcio y de fósforo) y de 1,8:1 (casi doble de calcio) para que no sea ninguno de ellos deficitario.
Además, los perros de alta actividad, de no recibir el calcio adecuado, aparte de alteraciones óseas, pueden padecer la denominada osteofibrosis de los galgos de carreras. El aporte correcto en la ración es de 1.2-2% de calcio y de 0.8 a 1.2% de fósforo.
Magnesio: Una falta crónica de magnesio laxa los tendones y produce en los perros un andar semiplantígrado.
Hierro: Sabemos que el hierro es un mineral muy importante que ha de estar presente en cantidades suficientes en la dieta de nuestro galgo. El hierro está presente en todas las células del organismo, aunque la mayoría forma parte de dos moléculas proteicas: la hemoglobina y la mioglobina. La hemoglobina se encuentra en los glóbulos rojos y su función es la de transporte de oxígeno desde los pulmones a los tejidos. En el caso de la mioglobina, capta el oxígeno para su uso inmediato por parte del músculo. Es, por tanto, fundamental para el metabolismo porque garantiza un correcto aporte de oxígeno al organismo.
En caso de pocas reservas orgánicas, o que exista mayor necesidad metabólica de hierro –durante el crecimiento, la gestación o la práctica de deporte– aumenta la facilidad con la que el organismo lo absorbe. Es destacable que el hierro procedente de la hemoglobina y mioglobina de alimentos de origen animal se absorbe mejor que el que procede de un origen vegetal.
El hierro se transporta vía sanguínea unido a una proteína transportadora que se llama transferrina. Los principales lugares de depósito en el organismo son médula ósea, bazo e hígado. El hierro es almacenado con gran eficacia y, además, la hemoglobina es reciclada y reutilizada.
Las necesidades de hierro aumentan si hay una pérdida grande de sangre, por ejemplo, durante el parto, o un procedimiento quirúrgico, así como en períodos que requieran un mayor aporte de oxígeno, como es el caso de perros que desarrollan una intensa actividad física.
También en el caso de parasitosis intestinales, infestaciones por parásitos externos como las pulgas o patologías gastrointestinales aumentan la necesidad de este mineral.
La carencia es frecuente en casos de desnutrición o nutrición inadecuada y produce anemia cuyos síntomas muestran debilidad, depresión y falta de actividad. Un consumo excesivo de hierro puede resultar tóxico y una presencia de altas cantidades de zinc inhibe su absorción. Hay que destacar que la absorción del hierro se facilita cuando la alimentación del animal contiene una proteína de alta calidad.
Cloro y sodio: para regular el aporte de sal, (cloruro sódico) es importante tener en cuenta que a diferencia de otros mamíferos el galgo no elimina sales mediante el sudor. Su aporte no debe ser más del 1% de la ración de materia seca, pero tampoco inferior. Es un error darles sal, directamente o en agua de bebida, no se le debe dar en ningún momento.
Zinc: se ha observado que una carencia de zinc en la dieta, puede producir una dermatosis, que se manifiesta en una pérdida de pelo y piel descamada sobretodo en cara, cabeza y patas. Los cachorros pueden presentar además anorexia, letargo y más susceptibilidad a infecciones menos importantes.
Dichas patologías pueden ser debido también por una mala absorción de zinc, que empeora en épocas de estrés o por una dieta basada en ingredientes vegetales o con alto contenido en calcio.
También, hay que tener en cuenta esta carencia en cachorros con el aporte incontrolado de pastillas de calcio para ayudarle al crecimiento y fortalecer el hueso. Los cachorros no poseen ningún mecanismo para protegerse del exceso de calcio y un aporte extra, provocará un desequilibrio, incluso puede degenerar el sistema óseo. A su vez dificultará la absorción de magnesio y zinc, con lo que pasarán a ser ambos deficitarios en el organismo, aunque el aporte diario en los alimentos sea el correcto.
7. HIDRATACIÓN
Con frecuencia, el agua es excluida de los requerimientos en nutrición que el galgo necesita, posiblemente a causa de su ubicuidad. No obstante, es esencial para la vida y para el normal funcionamiento del organismo. Una ingestión inadecuada puede tener como consecuencia la deshidratación y, en último término, la muerte, mucho más rápidamente que para cualquiera de los demás nutrientes.
El agua es necesaria en todos los procesos que tienen lugar en el organismo. Éste contiene, aproximadamente, dos tercios de agua, que es «repuesta» parcialmente cada día; es decir, es ingerida bien en la comida, o bien bebida, y es eliminada a través de la orina, las heces y la evaporación que se produce en los pulmones, boca o en la piel.
El riñón regula el equilibrio hídrico, reteniendo o eliminando agua, pero si las pérdidas son excesivas (ya sea por vómitos, por diarreas, deficiencia renal, etc.) ó la ingestión es inadecuada, puede llegar a producirse deshidratación. En los cachorros muy pequeños, la diarrea con deshidratación, deberá ser considerada como un estado muy grave.
El aporte de agua en el galgo, aparte del estado fisiológico y del animal, depende en gran parte del contenido hídrico de los alimentos. Así, un animal que recibe un pienso de tipo seco tomará agua unas 2,5 veces el peso del alimento que recibe. En los alimentos húmedos enlatados, o en las dietas familiares, en las que el contenido de humedad es alrededor del 70 al 75%, el consumo de agua en un animal sano será bastante menor, incluso nulo.
Además, en el organismo se forma agua metabólica: por cada 100 kcal de energía metabolizable que aportamos, se forman 10 a 15 gramos de agua. Así, un canino de 10 kilos de peso, con un requerimiento de 750 kcal produce entre 75 a 120 cc de agua. Por la misma razón, a partir de las grasas, se produce el doble de agua que de las proteínas y los hidratos de carbono.
La leche es un alimento, que no reemplaza al agua, incluso en algunos perros causa diarreas, por lo que hay que eliminarla de la dieta.
En la siguiente tabla podemos observar la distribución de las pérdidas por deshidratación en galgos tras la carrera. Estudio sobre 2552 carreras (Blythe et Al. 1986).
El aporte de agua será con agua limpia y fresca y siempre a su disposición. Nunca administrar después de un duro ejercicio agua muy fría, ni tampoco en grandes cantidades. Durante el ejercicio se debe administrar poco a poco, entre 50 a 100 ml por toma.